05 mayo 2012

Se marchó con el viento en aquella mañana de Mayo.

Se fue. Se fue con el primer rayo de sol de aquel lluvioso día de Mayo. El aroma que dejó su partida fue motivo de envidia para las flores que empezaban a florecer aquella mañana. Me ofreció una mirada, un beso y un adiós, y la visión de su pelo al bailar con el viento mientras veía cómo desaparecía en el cielo encapotado. Sus ojos no me mostraron el motivo de su adiós; sus palabras tampoco lo hicieron. Sus labios permanecieron sellados, como si no quedaran sonrisas que esbozar. Las melodías que un día tocó su guitarra enmudecieron, marchándose con ella. No quería ver como se alejaba sin tener la palabra clave para retenerla entre mis sábanas una noche más, no quería saber cómo serían mis amaneceres sin sus besos, no quería vivir sin ella. Sin embargo, observé como poco a poco iba haciéndose cada vez más pequeña, al igual que mi alma. Mi corazón inmortal, impregnado de amor infinito, se había ido tras de ella. Aquella mañana en mis ojos también llovía. No podía dejarla marchar, quedándome con su recuerdo y el sabor de sus besos en mi cuello. Corrí con más fuerza que nunca tras sus pasos, guiándome por el camino que su silueta había recorrido y que aún tenía grabado en mi mente. La abracé, sin pensar, y por un momento pensé que el tiempo había parado y que no había nadie más en el mundo: sólo nosotros fundidos en un cálido abrazo, pese al frío que recorría por nuestros cuerpos. Ella, con sus mejillas enrojecidas (como siempre solían estar) y sus labios carnosos del color de la sangre, me besó en la frente, dejando marca de su pintalabios favorito, me miró como si no hubiese más futuro para nosotros que el presente y, secándose las lágrimas que habían brotado de sus dulces ojos, me susurró la melodía que solía tararear: "ahora es tiempo de ser una chica grande, y las chicas grandes no lloran". Esa fue la última vez que oí su voz angelical, repitiéndose en mi mente una y otra vez con su constante recuerdo.

6 comentarios:

  1. Es difícil decir adiós, pero aún más dejar marchar. Parece que es tiempo de despedidas en tu mundo y en el mio. Ojalá algún día, todas esas almas perdidas que viajan ahora solas vuelvan a encontrarse. Y, con ellas, ese amor que un día se juraron.
    Te echaba de menos, querida Mer. Me alegro de que estés de vuelta para compartir de nuevo esa magia tuya. Y me encanta como ha quedado esto, muy elegante, muy bohemio. Muy tú.
    (miaus de chocolate calentito y nieve)

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  2. ¿Acaso podrías escribir algo más mágico que esto? ¡Es muy intenso, me encantó!
    Igualmente, como el famoso diálogo que Anna Karina dice: 'No hay nada mas bello que una mujer que llora, deberíamos boicotear a aquellas que no lo hacen'. (No se si para tanto, pero creo que llorar es tan aliviador mientras uno no se ahogue en las lágrimas).
    ¡Un abrazo!

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  3. Me encantó. Me enamoré de esta entrada (Te lo dije por twitter, pero da igual, lo repito)
    Cada palabra es tan cierta y me transmite mucho. Quizás porque sé lo que es ver alejar a la persona que quieres, sin poder hacer nada. Es difícil el adiós.
    Besos agridulces♥

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  4. Siempre son dolorosas las despedidas, y solemos guardar bajo llave esos recuerdos que nos quedan para la eternidad. Este clima que hay ahora hace que tengamos muchísimas nostalgia o tristeza por cualquier cosa, así que me siento muy identificada también. Creo que cada vez te superas a ti misma en cada texto, lo cual es muy difícil. Nunca me cansaré de decirte que eres pura magia, y que cada cosa la conviertes en maravillosa. Miles de abrazos para ti. PD: Me gusta mucho el diseño que le has dado al blog, y me suena la foto, ;).

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  5. Es precioso, de verdad que está lleno de magia.
    Y me ha dolido -aunque creo que no tanto como a él-.

    Globos desde la Torre Eiffel :)

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  6. Se me ha parado el corazón por un momento, seguido de arrugarse en mi interior y luego, ya, por fin, ha empezado a latir.
    Es genial, la verdad es que hace mucho que no me paso por aquí, pero puedo asegurarte que he echado de menos tus letras.

    Crêpes
    rellenos de
    sonrisas crujientes.

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