14 febrero 2021

Con amor, yo

Querida y estimada yo:


Perdóname. Nunca supe cómo tratarte y te has convertido en la villana de la ciencia ficción que es mi vida. Contra mí han chocado balas, estallado bombas, chispeado llamas de fuego. He tratado el núcleo de mí misma como un saco de boxeo oxidado; te he golpeado una y otra vez sin razón ni compasión. Tú, mi amiga y enemiga, has soportado el peso de mi pensamientos a pesar de que la balanza siempre se inclinaba de manera injusta. No te culpo, quién hubiera querido soportar tantos kilos de autocompasión y comparecencia. Te admiro, sin embargo, por no soltar nunca el timón de este barco que es mi cuerpo. Qué difícil lo pones. En ocasiones vacío el cesto de las palabras sucias en la lavadora para ver si así consigo reinventarme, pero no parece funcionar. Mis engrajes se oxidan con el paso de los días, y, aún así, siempre consigues marcar el tiempo. Siento no entender porqué cada maraña de sentimientos termina en un pozo en el que te acabas ahogando. Por mucho que intentes escalar con uñas y dientes, siempre acabaremos ahogándonos. Pero te quiero con el alma, con cada fibra de mi temblante esqueleto, porque eres mi hogar. A ti acudo cuando no soporto tanto ruido y necesito silencio, a ti acudo cuando me persiguen los fantasmas del pasado, a ti acudo cuando mis bujías serpentean estallando en cenizas. Yo no soy yo si no es conmigo. Cruzar este laberinto lleno de espinas y sombras no es tan duro si te encuentro en la casilla de salida, dispuesta a sortear todos los obstáculos al salir de la trinchera. Siempre estás conmigo, siempre estás presente. Sin ti, yo no soy nada.

Por favor, no te olvides nunca de mí.

Te llevo siempre conmigo,

Tú misma.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

(leave a light, a light on)