07 abril 2016

Me asomé a tus ojos
y sentí ese viento que sopla fuerte
al borde de un precipicio.
Aire frío
y caliente.
Que abraza,
que duele,
que limpia el alma.
Oscilé en el filo del abismo
para sentir la adrenalina
de columpiarme en tus pupilas.
Y me solté el pelo,
y también solté mis miedos
porque ya no los necesitaba.
Respiré,
y se llenaron mis pulmones
de estrellas,
y descubrí esa felicidad
que todo el mundo anhela
y que nadie conoce.


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