04 enero 2012

Guerra de corazones.

En esta guerra los corazones se matan a sentimientos pésimos, devastados y devorados por el dolor. Las dos partes se miran a los ojos y hacen a su alma estremecer de la pena por la pérdida de amor, de emociones, de roces. Nadie sabe cómo empieza, ni cómo acaba, ni el por qué del desarrollo de todo este juego a miles 'jaque mates' y movimientos extraños de tablero. El alma se petrifica cada vez que dos manos de cuerpos totalmente diferentes, conocidos pero desconocidos a la vez, se tocan.
Marie nunca entendió el por qué de aquella batalla, nunca supo qué había hecho para convertir su entorno en un terreno de juego, en el que ella y su oponente eran los guerreros. Siempre habían sido almas gemelas, inseparables, imparables. Ahora eran dos desconocidos al mirarse al pasar por las calles de la ciudad. Frente a frente, en una plaza alejada del núcleo social, se miraban profundamente a los ojos. Sam mostraba un gran gesto de dolor en toda su cara de porcelana; pálida, de ojos entre verde y azules, como de cristal. El silencio rasguñaba el corazón de los dos, haciendo cicatrices que se mecían con el viento. Marie, decidida y totalmente rota por dentro, se atrevió a romper el hielo:
- ¿Por qué? ¿Por qué dejaste que mi tiempo se consumiera poco a poco sin ti? - una lagrima recorrió su rostro - ¿Por qué dejaste que todo se volviese gris tras tu partida?
- Nunca entenderías el motivo de que marchara sin decir ni una palabra - sus ojos se mostraban cristalinos, como si fuesen a romper en cataratas -, pero no soy yo, no soy feliz sin ti.
- Es imposible. Te fuiste, me dejaste. Deberías de estar viviendo, como si no nos hubiésemos conocido.
- Marie, yo no he vivido. No he sentido, ni llorado, ni reído. No he tenido corazón, ni alma - sus ojos tornaron oscuros, grises.
- ¿Cómo no vas a tener ni corazón, ni alma?
- Se quedaron contigo, tú eres su verdadera dueña.

4 comentarios:

(leave a light, a light on)